La enterocolitis necrosante (ECN) es una enfermedad en la que los intestinos se infectan y pueden comenzar a morir. La enfermedad suele afectar a los bebés prematuros, aunque los bebés nacidos a término también pueden padecerla. La enterocolitis necrosante es una enfermedad grave que puede requerir cirugía y tiene una alta tasa de morbilidad y mortalidad.

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Descripción general
El revestimiento interno de los intestinos contiene millones de bacterias. Por lo general, estas bacterias (denominadas flora normal) son inofensivas y forman parte del proceso digestivo.
Sin embargo, en la enterocolitis necrotizante, las bacterias comienzan a atacar la pared intestinal. Si la enfermedad no se trata a tiempo, la pared intestinal se debilita y puede morir.
Con el tiempo, se puede formar un orificio en la pared intestinal (una perforación) y derramar su contenido en la cavidad abdominal. La perforación intestinal es una emergencia médica que requiere cirugía inmediata y tiene una alta tasa de mortalidad.
Causas
La prematuridad es el mayor factor de riesgo para el desarrollo de la enterocolitis necrotizante porque los bebés prematuros nacen con intestinos inmaduros. Más allá de eso, los médicos no están exactamente seguros de qué causa la enterocolitis necrotizante. Saben que la gran mayoría de los bebés que padecen enterocolitis necrotizante han comenzado a alimentarse con leche, pero también saben que retrasar la alimentación no reduce la frecuencia del trastorno.
El flujo sanguíneo reducido a los intestinos también puede ser un factor en el desarrollo de enterocolitis necrotizante, y los bebés que tienen afecciones cardíacas como un conducto arteriosis persistente (CAP) tienen un mayor riesgo de desarrollar enterocolitis necrotizante.
Síntomas
En las primeras etapas de la enterocolitis necrotizante, la infección hace que el movimiento de los alimentos y el aire a través de los intestinos se ralentice o se detenga. Esto hace que el vientre del bebé se vea hinchado o distendido. Después de alimentarlo, quedarán restos de comida en el estómago del bebé en forma de residuos gástricos.
Con el tiempo, los intestinos quedan retenidos en cantidades suficientes de alimentos y aire, por lo que las asas intestinales serán visibles en el vientre del bebé. El vientre se tornará doloroso y descolorido, y el bebé puede comenzar a vomitar bilis o tener residuos con bilis.
Es posible que haya sangre en las heces del bebé, que empiece a hincharse por todas partes y a orinar menos. También puede tener dificultades para regular su temperatura y puede empezar a tener episodios de apnea o bradicardia .
Con el tiempo, el intestino se romperá, lo que provocará una infección generalizada y dificultad respiratoria.
Tratamiento
En las primeras etapas, los tratamientos para la enterocolitis necrotizante incluyen la interrupción de la lactancia para permitir que el intestino descanse, la administración de antibióticos para tratar la infección y la extracción de aire del estómago. Se realizarán radiografías frecuentes al bebé para controlar el progreso de la enfermedad.
Si el tratamiento médico no funciona o si el intestino se perfora, se requiere cirugía. Un cirujano eliminará las secciones muertas del intestino y otro material infectado. El intestino se volverá a unir o se desviará hacia el abdomen a través de un estoma. Los tratamientos médicos continuarán hasta que se resuelva la enfermedad.
Pronóstico
La enterocolitis necrotizante es una enfermedad grave y los bebés que se recuperan de ella tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas a largo plazo. Los bebés que reciben tratamiento médico para la enterocolitis necrotizante pueden tener retrasos en el crecimiento, problemas para absorber nutrientes y problemas con el hígado y la vesícula biliar. La enterocolitis necrotizante también aumenta el riesgo de sufrir retrasos en el desarrollo.
Los bebés que han sido sometidos a cirugía por enterocolitis necrotizante también presentan efectos a largo plazo de la enfermedad. Además de los efectos de la enterocolitis necrotizante médica, los pacientes quirúrgicos pueden tener graves problemas de absorción, como el síndrome del intestino corto , y un mayor riesgo de parálisis cerebral y problemas cerebrales y oculares.
Prevención
La mejor manera de prevenir la enterocolitis necrosante es prevenir el parto prematuro. Si corre riesgo de tener un parto prematuro, hable con su médico sobre lo que puede hacer para reducir el riesgo.
Si se produce un parto prematuro, alimentar al bebé sólo con leche materna puede reducir significativamente el riesgo de enterocolitis necrotizante. La leche materna contiene factores protectores que fomentan el buen desarrollo intestinal y pueden reducir la cantidad de bacterias nocivas en los intestinos. En un estudio, los bebés cuya alimentación contenía al menos un 50% de leche materna tuvieron una reducción de seis veces en la incidencia de enterocolitis necrotizante.
Además de prevenir el parto prematuro y alimentar al bebé con leche materna, administrar esteroides a la madre cuando se espera un parto prematuro puede reducir el riesgo de enterocolitis necrotizante. También puede ser útil complementar la leche materna y la fórmula con diferentes sustancias, como probióticos o inmunoglobulinas, aunque se necesitan más investigaciones.