La articulación del tobillo es una unión compleja de tres huesos conocidos como peroné, tibia y astrágalo. La tibia se conoce comúnmente como el hueso de la espinilla, mientras que el peroné es el hueso más delgado de la pierna adyacente a ella. El astrágalo, por su parte, es el hueso situado entre la tibia, el peroné y el talón, que forma la conexión principal entre la parte inferior de la pierna y el pie y es vital para la movilidad y el equilibrio.
Debido a que el tobillo es vulnerable a torceduras y compresiones, la fractura de estos huesos no es poco común y, a veces, puede ser difícil de tratar.
Índice
Anatomía de una fractura de tobillo
Cuando la mayoría de las personas describen una fractura de tobillo, generalmente se refieren a que afecta las partes inferiores de la tibia y/o el peroné. Algunas fracturas afectan ambos huesos; otras, solo uno. La fractura en sí puede ocurrir en los extremos bulbosos de los huesos, conocidos como maléolos, que incluyen:
- El maléolo medial en el lado interno del tobillo en el extremo de la tibia.
- El maléolo lateral en el lado externo del tobillo en el extremo del peroné.
- El maléolo posterior está situado en la parte inferior trasera de la tibia.
De estos, el maléolo posterior es la estructura que tiene menos probabilidades de fracturarse por sí sola. Las fracturas aisladas son poco frecuentes y, cuando ocurren, suelen ser difíciles de reducir (reinstalar) y fijar (estabilizar).
Fracturas del maléolo posterior
Las fracturas del maléolo posterior pueden ser un desafío para el ortopedista, ya que el patrón de fractura suele ser irregular. Pueden fragmentarse en múltiples fragmentos y, a menudo, son difíciles de diagnosticar. Además, existe poco consenso sobre la mejor manera de estabilizar la fractura una vez que se ha restablecido.
En general, estas lesiones se describen como fracturas del pilón tibial ( el pilón se refiere a la parte de la tibia donde se produce la articulación). Y debido a que el tejido es relativamente delgado allí, no es raro que se produzca una fractura expuesta (en la que se rompe la piel).
En total, las fracturas aisladas del maléolo posterior representan solo alrededor del 1% de las fracturas de tobillo.
Con mayor frecuencia, las fracturas se producen cuando también están afectados el maléolo medial y lateral. Esto se conoce comúnmente como fractura trimaleolar en la que se rompen las tres estructuras óseas. Se considera una lesión grave que suele ir acompañada de daño en los ligamentos y dislocación del tobillo.
Tratamiento y diagnóstico
Debido a que una fractura aislada de este tipo es tan poco frecuente, a veces se pasan por alto los diagnósticos o estos no son concluyentes. Si se sospecha, generalmente se prefiere una tomografía computarizada (TC) en lugar de una radiografía o una resonancia magnética . La tomografía computarizada permite al cirujano ver claramente cuántos fragmentos hay y ayuda a determinar dónde se encuentra el fragmento principal. Será este fragmento donde se centrarán los esfuerzos de fijación.
A menudo será necesaria una intervención quirúrgica para garantizar la colocación correcta de los fragmentos. Dicho esto, sigue habiendo controversia en cuanto a cuándo es más adecuado. Tradicionalmente, los cirujanos han recomendado la cirugía desde hace mucho tiempo si hay más del 25 % de los maléolos afectados.
Ahora las cosas son un poco diferentes, ya que la mayoría de los cirujanos coinciden en que el tamaño del fragmento no es el factor crítico. En cambio, se debe realizar una cirugía si la fractura del maléolo posterior causa alguna inestabilidad en la articulación del tobillo, independientemente del tamaño o la ubicación de la fractura.
En términos generales, la mejor manera de reposicionar el hueso es a través de una incisión en la parte posterior del tobillo. Esto le permite al cirujano reposicionar los fragmentos y asegurarlos con placas y tornillos. En algunos casos, no será necesario reposicionar el hueso y el fragmento se puede asegurar sin cirugía.
Rehabilitación
La rehabilitación es similar a la que se utiliza para otros tipos de fracturas de tobillo. Por lo general, los cirujanos inmovilizan el tobillo y permiten que las incisiones cicatricen antes de iniciar la fisioterapia. Por este motivo, los cuidados posoperatorios suelen requerir que el tobillo no soporte peso durante seis semanas.
La primera fase de rehabilitación se centrará en recuperar la movilidad de la articulación del tobillo, seguida de ejercicios con pesas una vez que la fractura haya comenzado a sanar. El tiempo total de recuperación es de entre cuatro y seis meses, aunque puede llevar más tiempo en el caso de lesiones más graves.
Aunque no es común, en algunos casos las personas pueden necesitar someterse a una cirugía para que les extraigan el material quirúrgico más adelante.