El síndrome de desgaste por VIH se define como la pérdida de peso progresiva e involuntaria que se observa en pacientes con VIH. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos clasificaron el desgaste por VIH como una enfermedad definitoria del SIDA en 1987 y la caracterizaron según los siguientes criterios:
- Pérdida de peso de al menos el 10%
- La presencia de diarrea o debilidad crónica;
- Fiebre documentada
- Una duración de al menos 30 días
- No atribuible a una condición concurrente distinta a la infección por VIH en sí
El desgaste ( caquexia ) no debe confundirse con la pérdida de peso, que implica la pérdida de peso corporal. Por el contrario, el desgaste se refiere a la pérdida de tamaño y masa corporal, sobre todo de masa muscular magra. Es posible, por ejemplo, que una persona con VIH pierda una masa muscular significativa y experimente un aumento de grasa corporal.
Índice
Causas
Durante la infección por VIH, el cuerpo puede consumir gran parte de sus reservas de energía. De hecho, los estudios han demostrado que las personas con VIH (incluso aquellas que por lo demás están sanas y son asintomáticas) queman un 10% más de calorías en promedio que las personas sin infección. Dado que las proteínas son grasas que se convierten en energía con mayor facilidad que las grasas, el cuerpo generalmente metaboliza primero las proteínas musculares cuando se agotan o no están disponibles en la sangre.
La disminución de las proteínas séricas puede ser consecuencia de la desnutrición o de un trastorno de malabsorción en el que el organismo simplemente no puede absorber los nutrientes. En los casos de emaciación por VIH, la diarrea crónica se asocia más comúnmente con la malabsorción nutricional y puede ser consecuencia del propio VIH, ya que el virus causa daños en los tejidos mucosos de los intestinos.
Esta pérdida gradual (y a veces profunda) de masa muscular se observa con mayor frecuencia en personas con SIDA, aunque puede ocurrir en cualquier etapa de la infección por VIH .
El desgaste por VIH y la terapia antirretroviral
Antes de la llegada de la terapia antirretroviral combinada (TAR) , se estimaba que la prevalencia del desgaste era de hasta el 37%. Sin embargo, a pesar de la eficacia de la TAR, el desgaste sigue siendo un problema importante, y algunos estudios sugieren que entre el 20% y el 34% de los pacientes experimentarán algún grado de desgaste, aunque no en los niveles catastróficos observados anteriormente.
Aunque se sabe que la terapia antirretroviral mejora la pérdida de peso y la desnutrición en las personas que viven con VIH, no necesariamente previene la pérdida de masa muscular ni la reemplaza una vez que se recupera el peso corporal. Más preocupante aún es el hecho de que la pérdida de tan solo el 3% de la masa muscular puede aumentar el riesgo de muerte en pacientes con VIH, mientras que la pérdida de más del 10% se asocia con un riesgo cuatro a seis veces mayor.
Tratamiento y prevención
Actualmente no existe un enfoque estandarizado para tratar el emaciamiento por VIH, ya que a menudo hay factores superpuestos que contribuyen a la afección (por ejemplo, enfermedades concomitantes, efectos del tratamiento farmacológico, desnutrición). Sin embargo, hay pautas generales que se deben seguir para abordar de manera más eficaz la pérdida de peso y el emaciamiento en personas con VIH:
- Inicio de TAR para reducir el riesgo de infecciones oportunistas, incluidas las del tracto gastrointestinal.
- Ajuste de la dieta para aumentar la ingesta calórica en un 10% (y hasta un 30% en quienes se recuperan de una enfermedad). El equilibrio dietético de grasas, carbohidratos y proteínas debe permanecer igual. Se debe explorar la posibilidad de brindar educación y asesoramiento nutricional a quienes tienen problemas de peso (incluido el bajo peso o el síndrome metabólico) o no tienen acceso a alimentos saludables.
- Asegúrese de realizar ejercicio regularmente, centrándose en el entrenamiento de resistencia para desarrollar o mantener la masa muscular.
- Si bien la eficacia de la terapia de reemplazo de testosterona aún no está clara en caso de desgaste por VIH, puede ser necesaria en casos en que se observe deficiencia de testosterona (hipogonadismo).
- Los productos nutricionales líquidos (como Boost VHC, Ensure Plus o Nestlé Nutren) pueden ser útiles para las personas que tienen dificultad para ingerir alimentos sólidos o para aquellas que comen pero no consiguen ganar peso. Sin embargo, como todos los suplementos dietéticos, no están pensados para sustituir una dieta adecuada y equilibrada.
- Si bien se recomienda un multivitamínico diario para garantizar una ingesta dietética ideal, hay poca evidencia que sugiera que la suplementación con micronutrientes individuales tenga algún impacto o beneficio en casos de emaciación por VIH (y, de hecho, puede exacerbar la diarrea y la malabsorción si se toma en exceso).
- En caso de diarrea persistente o crónica, se recomienda realizar una investigación clínica y diagnóstica para identificar las posibles causas. Se deben recetar medicamentos antidiarreicos para ayudar a aliviar o reducir la gravedad de la diarrea y el malestar intestinal. El medicamento Mytesi (crofelemer) fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos en 2012 para el tratamiento de la diarrea en personas con VIH.
- En caso de desgaste severo, el uso de hormona de crecimiento humana (HGH) puede ayudar a restaurar la masa muscular en algunos casos, aunque el tratamiento es extremadamente costoso y los efectos tienden a disminuir una vez que se interrumpe el tratamiento.