Las fracturas por estrés del escafoides son una lesión frecuente en los pies de los deportistas. Estas fracturas por estrés tienden a producirse en deportistas cuyo deporte requiere movimientos explosivos y cambios repentinos de dirección. Entre los deportistas que se lesionan con más frecuencia se encuentran los corredores, saltadores, velocistas, jugadores de baloncesto y de fútbol.
Índice
¿Por qué ocurren?
El hueso navicular presenta algunos problemas que lo hacen particularmente susceptible a las lesiones por estrés. Uno de estos problemas es la ubicación del hueso. Ubicado en la mitad del pie , este hueso recibe grandes fuerzas de compresión, en particular cuando el pie golpea el suelo.
El segundo problema es el suministro de sangre al hueso, en particular a la zona central del hueso donde tienden a producirse estas fracturas por estrés. Esta zona se encuentra en la denominada zona divisoria de aguas, donde el suministro de sangre es menos abundante, lo que dificulta la curación de lesiones menores y, por lo tanto, aumenta la probabilidad de progresión a una fractura por estrés.
Signos de lesión
Los deportistas suelen quejarse de un dolor vago en la parte media del pie, justo por encima de la articulación del tobillo. El dolor suele ser más molesto durante la actividad deportiva y justo después, y desaparece tras un período de descanso. En casos más graves, los pacientes pueden incluso sentir dolor al realizar actividades más rutinarias, como caminar.
Por lo general, no hay antecedentes de una lesión aguda, sino que la mayoría de los deportistas describen un dolor persistente y que empeora. Lamentablemente, esto suele provocar un retraso en el diagnóstico y, si bien no suele causar problemas a largo plazo, sí retrasa el inicio del tratamiento.
El diagnóstico de una fractura por estrés del escafoides se sospecha cuando los deportistas sienten dolor directamente sobre el hueso escafoides. Puede haber un pequeño grado de hinchazón en la zona. A veces, la fractura por estrés del escafoides se ve en una radiografía, pero a menudo se requieren otras pruebas para detectarla. Se pueden utilizar pruebas como resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y gammagrafías óseas para detectar esta lesión.
Opciones de tratamiento
El tratamiento habitual de una fractura por estrés navicular es el tratamiento no quirúrgico. Sin embargo, es fundamental que el tratamiento sea apropiado, ya que estas fracturas pueden no sanar si no se manejan adecuadamente.
El tratamiento típico consiste en dejar de realizar actividades, limitar la carga de peso (muletas) e inmovilizar al paciente con un yeso. La duración del tratamiento depende de varios factores, pero normalmente el yeso se utiliza durante seis semanas, seguidas de una reanudación gradual de las actividades que impliquen soportar peso.
Un marco de tiempo realista para el regreso a la actividad deportiva, basado en una serie de estudios de investigación, es de aproximadamente seis meses en promedio.
Si los atletas intentan hacer demasiado esfuerzo, demasiado pronto, estas lesiones pueden tardar aún más en sanar y es posible que no se curen por completo. Las fracturas naviculares que no se curan ( falta de unión ) pueden requerir tratamiento quirúrgico para estabilizar mejor el hueso lesionado y estimular una respuesta de curación. En algunas circunstancias, los atletas pueden optar por comenzar con un tratamiento quirúrgico, solo para asegurarse de que el tratamiento progrese lo más rápido posible y no correr el riesgo de que el tratamiento no quirúrgico no sea eficaz.