Cuando alguien se cae de un piso de un metro y medio de altura y sale caminando sin problemas, esto daría lugar a un video divertido en YouTube. Pero si alguien se cae de lo alto de un edificio de cinco pisos y sale caminando ileso, esto sería noticia en las noticias de la noche. ¿Por qué? Porque todos sabemos instintivamente que es imposible sobrevivir (o apenas sobrevivir) a una caída tan larga.
Las caídas largas son sólo un tipo de mecanismo de lesión que se observa en la medicina de emergencia.
El mecanismo de lesión, o MOI, se refiere al método por el cual se produce un daño (traumatismo) en la piel, los músculos, los órganos y los huesos. Los proveedores de atención médica utilizan el MOI para ayudar a determinar la probabilidad de que se haya producido una lesión grave.
Pero el término no lo utilizan solo los profesionales sanitarios. Todos sabemos lo que es, aunque no sepamos cómo llamarlo. Hay un viejo chiste que dice: “No es la caída lo que te mata, es la parada repentina al final”. En términos de MOI, eso se conoce como “desaceleración repentina”.
Además de una caída, otros ejemplos de “desaceleración repentina” son un pequeño choque a baja velocidad en un estacionamiento y un vuelco en la autopista. Es obvio cuál de los dos puede provocar lesiones que pongan en peligro la vida.
De la misma manera, todos podemos imaginar cómo una herida de bala tiene más potencial de causar lesiones graves que una pelea a puñetazos.
Una cosa importante que hay que recordar es que el MOI no es el mismo para todos. Depende mucho de la condición física de la persona.
Una buena regla general es la siguiente: para un adulto joven y sano, una caída desde una distancia tres veces superior a la altura se considera significativa. Por el contrario, una persona mayor (normalmente con huesos frágiles) probablemente sufriría lesiones si se cayera al nivel del suelo o si se tropezara.
Índice
Complicaciones (factores comórbidos)
No todo el mundo es joven y sano. A medida que envejecemos, nuestra piel se vuelve más delicada y nuestros huesos, más frágiles. Las desaceleraciones repentinas, como las que se producen en una caída, un accidente de coche y otras situaciones similares, afectan a los muy mayores y a los muy jóvenes con mayor gravedad que al adulto joven y sano medio.
Las diferencias en factores como la edad (y muchos más) se conocen como “factores comórbidos”. La enfermedad cardíaca, por ejemplo, puede afectar la capacidad del paciente para compensar el shock . La enfermedad hepática o renal puede provocar que la sangre sea más líquida y no coagule tan bien como en una persona sin la enfermedad. La debilidad residual de un derrame cerebral u otras enfermedades neurológicas puede convertir un pequeño tropezón y caída (conocido como caída a nivel del suelo) en un evento potencialmente mortal. Es por eso que las caídas en los ancianos son tan preocupantes.
Alcohol y sustancias
Todo lo que te hace sentir drogado, borracho o drogado cambia tu comportamiento. Las lesiones en el cerebro a menudo causan cambios similares en el comportamiento. Como resultado, es más difícil evaluar si un paciente intoxicado tiene lesiones importantes. Además, el alcohol cambia específicamente la química de la sangre, haciéndola más líquida y menos propensa a coagularse. En tales circunstancias, lo que de otro modo sería una lesión generalmente segura y de mecanismo leve, como una caída al nivel del suelo, se convertiría en un evento grave y potencialmente mortal.
Una palabra de Health Life Guide
El mecanismo de la lesión es un objetivo en movimiento, que varía de persona a persona. Utilice su instinto si está en condiciones de manejar una posible emergencia. Si el incidente parece que podría poner en peligro la vida, probablemente tenga razón. Si el paciente es mayor, está embarazada, es un bebé, está enfermo, borracho o tiene alguna otra condición y eso le preocupa más de lo normal, probablemente tenga razón. Confíe en su instinto para tomar la acción adecuada.